Ayer disfruté "sólo" de tres partidos de futsal, dos de Base (cadetes y alevines) y el de mi equipo (senior, competición pura y dura).
Las conclusiones que saco son que, el arbitraje, si no hace un sobreesfuerzo para subir nivel y autoexigencia, se quedará tan atrasado que llegará prácticamente a molestar. No hablo de errores, que los hay cada semana como es normal, humano y aceptable, sino de preparación y predisposición.
Nuestro fútbol sala, creo, requiere, reclama y merece bastante más.
Por otro lado, como entrenador, la jornada de ayer me reafirma en algo que llevo tiempo "proclamando", y es que nuestra capacidad de adaptación ha de ser tremenda para poder seguir adelante con nuestro proyectos y objetivos, sean al nivel que sean.
Trabajar una semana, un plan de partido, y que el día de competición prácticamente nada te sirva por un motivo u otro, además de ser duro e injusto para nosotros, es una prueba de fuego para ti como gestor de situaciones y director de grupo, y para tu equipo para valorar su compromiso, carácter y trabajo acumulado.
Esta frase extraída del twitter de Imanol Ibarrondo, profesional dedicado al coaching deportivo, creo que es totalmente ilustradora del porqué seguimos ahí, a pesar de los malos ratos...
"Lo mejor de ser entrenador es darlo todo, día a día, con pasión, sabiendo que nunca vas a vivir de ello y que, sin ello, tampoco podrías vivir".
Por otra parte, cada vez tengo más claro que el entrenador, paralelamente al trabajo de seguimiento y mejora de su propio equipo, también ha de evaluarse a sí mismo, pensar y tener presente los objetivos propios a cumplir, su progresión a seguir. Nosotros también debemos mejorar semana a semana.
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